sábado, 6 de diciembre de 2014

Fase II. 2. JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA



  
Una sociedad democrática presupone la existencia de un ciudadano crítico y deliberativo que pueda tomar decisiones y emprender acciones racionales fundamentadas en una cultura intelectual y un grado de formación que pasa indiscutiblemente por los procesos de lectura eficiente y crítica.”

Se ha seleccionado este tema, porque  para alcanzar el ideal de una sociedad es imperativo formar individuos en los valores morales y científicos para el desarrollo integral del ser humano. De acuerdo con esta propuesta "Aprender a pensar el texto como instrumento del conocimiento" son tres las responsabilidades fundamentales que debe asumir el proyecto con respecto a la construcción de una nueva sociedad.

  • En primer lugar, la sociedad necesita nuevas generaciones de técnicos altamente calificados no sólo en hacer sino también en el ser para el tener.
  • En segundo lugar, la universidad no debe seguir preparando gente para ser empleados, sino formar una amplia generación de empresarios.
  • En tercer lugar, la universidad debe enseñar el oficio del pensar, es decir, formar la conciencia política de sus estudiantes y promover la participación ciudadana en todos los frentes de la vida nacional.

“El proceso de pensar y formular una política de lectura significa, en primer lugar, reconocer que la lengua escrita constituye un poderoso medio para el desarrollo intelectual y para la transformación del individuo y la construcción de su subjetividad; es soporte de la memoria y llave maestra para acceder a la herencia cultural de la humanidad.


El dominio de la lengua escrita cualifica la opinión y la capacidad de juicio de las personas, les permite una mirada crítica de su realidad, amplía sus posibilidades de participación política y social y constituye una condición para el ejercicio de los derechos ciudadanos.

También significa reconocer el valor que tienen la lectura y la escritura como condición para alcanzar mejores niveles educativos, mantener posibilidades de aprendizaje durante toda la vida, como vías de acceso a la información y al conocimiento y al mismo tiempo como posibilidad de creación y producción del mismo.

Por todo lo anterior es preciso considerar la inclusión en la cultura escrita como un derecho de todos los ciudadanos que debe ser garantizado y promovido por el Estado. Un derecho que pueda ser ejercido sin limitaciones, controles ni censuras de ninguna clase. Un derecho para todos, que tenga en cuenta la diversidad de géneros, los grupos étnicos, raciales; las condiciones geográficas que mantienen alejados de los principales centros de oferta de lectura a grupos diversos poblacionales, así como la diversidad de lenguas.”

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